Su término científico es pityriasis capitis, y se trata en la mayoría de los casos de la manifestación de una enfermedad de la piel llamada dermatitis seborreica. A veces aparece también a consecuencia de un eczema. No es sin embargo caspa la descamación producida en casos de psoriasis. Aunque asociada al cabello, la caspa no tiene que ver con el pelo sino con la epidermis y las glándulas sebáceas de los folículos pilosos.

La piel está compuesta por siete capas. La más profunda es la hipodermis, que es una capa adiposa que proporciona aislamiento térmico, y donde se sitúan la mayoría de las glándulas sudoríparas; luego encontramos la dermis, donde se localizan los folículos pilosos y las glándulas sebáceas y donde están todas las terminaciones nerviosas sensoriales; y por último está la epidermis, cobertura protectora superficial que mide entre 0.4  y 1.5 mm, y que a su vez está formada por cinco estratos:

  • el basal, donde se sitúan tanto los melanocitos, que dan el color a la piel, como las células basales, que continuamente regeneran la epidermis.
  • el espinoso, formado por capas de células firmemente unidas entre sí, que le dan a la piel resistencia frente a deformaciones mecánicas.
  • el granuloso, donde las células se aplanan y se llenan de queratina,
  • el lúcido, que proporciona elasticidad, siendo de mayor grosor en las plantas de los pies y las manos,
  • y el estrato córneo, la capa más externa de células, muy finas y sin núcleo, que se van exfoliando por fricción.

Las glándulas sebáceas de la dermis se encuentran especialmente desarrolladas en el cuero cabelludo, la cara, y la zona media del pecho y espalda y su función es fabricar una sustancia lipídica llamada sebo, para lubricar la piel. La obstrucción o hipersecreción de estas glándulas contribuye al desarrollo de la caspa.

Microscópicamente se puede observar que la caspa es un agregado de células córneas que se descaman todas juntas, formando una estructura apreciable a simple vista. Esta descamación viene producida por un envejecimiento acelerado de las células del cuero cabelludo, que en vez de renovarse cada 20 o 30 días, lo pueden llegar a hacer en la mitad de tiempo, y que fabrican más queratina de lo normal. Las placas o escamas se encuentran rodeando al pelo, porque en esta zona hay un mayor crecimiento epitelial.

Este fenómeno afecta a un 20% de la población, es más intenso en invierno que en verano, y se da con más frecuencia en jóvenes entre 20 y 30 años, disminuyendo con la edad.

Aunque lo más frecuente es el cuero cabelludo, la caspa puede aparecer también en las cejas, los oídos, axilas e ingles, casos en que es aconsejable acudir a un especialista.

Entre las variadas causas que pueden confluir en la aparición de esta afección se encuentran las siguientes:

* Mecánicas, como un cepillado fuerte, o un empleo excesivo del secador.

* Químicas, por el uso de champús excesivamente desengrasantes, gominas o tintes.

* Hormonales, ya que la testosterona regula gran parte de la producción de sebo de los folículos pilosos.

* Alimenticias, se cree que una dieta rica en grasas e hidratos de carbono favorece su aparición. Además está influenciada por la carencia de vitamina A, el complejo de vitamina B, zinc, y ácidos grasos omega.

* Infecciosas: a la caspa suele acompañarle una infección por el hongo Pityrosporum ovale, no estando claro si es la causa de la enfermedad, o aparece una vez que la epidermis está alterada.

* emocionales, provocadas por desarreglos del sistema nervioso, estrés, y hábitos adquiridos, como pasarse la mano por la cabeza, o rascarse.

* secundarias a la presencia de otra enfermedad, como parkinson, apoplejía, SIDA, y enfermedades digestivas.

Existen dos tipos de caspa. La caspa seca, que a veces desaparece espontáneamente, se caracteriza por escamas pequeñas, secas, blancas, que se reparten por el cuello y los hombros. El cuero cabelludo no está inflamado y el picor puede ser moderado o inexistente. Es más común en mujeres que utilizan tintes y en personas con cabellos secos.

La caspa grasa, por el contrario, se caracteriza por escamas más grandes, de color amarillento y aspecto graso, que suelen quedarse pegadas a la base del pelo. Va acompañada de inflamación del cuero cabelludo y picor intenso. Si no recibe tratamiento médico puede empeorar y llegar a producir la caída del cabello.

La forma de combatir la caspa consiste en utilizar preparados, mascarillas o champús que incluyan en su composición varios principios activos para abordar los diferentes síntomas. Las sustancias más utilizadas son:

Piritiona de zinc, agente antifúngico y antibacteriano.

Ácido salicílico, agente antiinflamatorio tópico.

Sulfuro de selenio, antifúngico, que además normaliza la velocidad de recambio celular.

Alquitrán o brea, sustancia de origen mineral o vegetal que regula la síntesis de queratina y tiene una acción antiseborreica. Los más utilizados son la tioxolona, los aminoácidos azufrados y el extracto de coaltar.

Como remedio herbolario se utiliza una dilución al 0.5% de aceite del árbol del té (Melaleuca alternifolia).

Algunos consejos preventivos incluyen prescindir de duchas y baños largos, para no sensibilizar la piel; evitar el uso de gominas, fijadores, tintes o permanentes; enjuagar bien el pelo tras la aplicación del champú; secar el pelo con aire frío o tibio, no caliente; y no realizar un cepillado demasiado fuerte. Es recomendable limpiar con frecuencia cepillos y peines con algún desinfectante y no compartirlos con nadie.

Como algunas sustancias se evacuan a través de las glándulas sudoríparas de la piel, la aparición de la caspa está relacionada con el funcionamiento del sistema digestivo. Quien tenga la piel muy sensible debe renunciar a estimulantes, especias y grasas, no ingerir muchos productos lácteos, ni alimentos ricos en hidratos de carbono. Para una buena hidratación de la piel se aconseja beber dos litros de agua al día. Los suplementos que han demostrado ser útiles contra la caspa son la biotina, el zinc, el aceite de linaza y especialmente las vitaminas del complejo B, que desempeñan un papel decisivo en la salud del cabello y se encuentran en la levadura de cerveza, extracto de levadura o cereales integrales y la vitamina A o betacaroteno, que regula la formación de la capa córnea y cuya falta conduce a su proliferación excesiva (hiperqueratosis).

En casos de dermatitis seborreica fuerte es necesario acudir al dermatólogo, quien decidirá cuál es el champú anticaspa más apropiado para nosotros, de entre aquellos más potentes que se venden en farmacias, y que posiblemente nos recetará corticoesteroides para reducir la inflamación y antihistamínicos para eliminar el picor.

 

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