Desde siempre los minerales han ejercido en el ser humano un gran efecto de atracción. Más allá de su innegable belleza, se pueden usar en base a cuatro principios: la forma de originarse, su estructura cristalina, su composición química y el color que presentan.
Atendiendo a estos principios podemos tomar contacto con el reino mineral, comprenderlo y utilizar sus propiedades.