Si bien el interés por la estética corporal ha sido común a las mujeres de todas las épocas de la historia, nuestra sociedad materialista ha marcado un alto nivel de exigencia al género femenino, y así mientras el paso del tiempo en un hombre produce una madurez que incluso tiene algo de atractivo, en las mujeres las arrugas y la deformación de la silueta son dos aspectos del envejecimiento cuya aparición hay que “evitar”, o al menos “disimular” con cierto pudor, pues hoy en día lo que está de moda es ser joven y despreocupada. Paradójicamente, por tanto, la mujer pasa mucho tiempo preocupada por su cuerpo, buscando soluciones que suavicen los efectos del paso del tiempo. Y uno de los problemas estéticos más comunes y persistentes es la celulitis.

Médicamente hablando, la celulitis es una enfermedad de carácter infeccioso que consiste en la inflamación del tejido celular subcutáneo, pero normalmente hacemos referencia con este término a la acumulación de grasa en áreas debajo de la piel. Viene acompañada de una hipersensibilidad e inflamación de las zonas afectadas (suelen ser principalmente nalgas, muslos, caderas y vientre) adquiriendo la piel un aspecto típico con hoyos y abultamientos, conocido como “piel de naranja”. A su vez el tejido conjuntivo subyacente sufre, con el aumento de grasa, endurecimientos, nódulos y engrosamientos.

Causas:

La celulitis tiene un fuerte condicionante hormonal, pues es una afección exclusiva de mujeres, aquejando al 90 % de ellas en algún grado. Al trastorno hormonal en la producción de estrógenos se le suelen unir una propensión hereditaria, junto con el sedentarismo, la obesidad, el estrés y/o una dieta desequilibrada. Se produce así un problema metabólico en el cual no se eliminan adecuadamente las grasas, lo que hace que las células grasas o adipocitos aumenten de tamaño, comprimiendo los vasos sanguíneos y originando problemas circulatorios y linfáticos, pues la linfa no consigue eliminar por completo toxinas, fluidos y productos de desecho. Además de distinguirse diferentes etapas de evolución (edematosa, fibrosa, esclerótica y flácida) las celulitis se diferencian según la causa predominante. En los casos en que aparece junto con obesidad,  predomina el componente adiposo, y en los otros la celulitis está producida por una dificultad en la circulación de retorno y el estrangulamiento de la red de microcirculación local.

Consejos:

La celulitis requiere ser abordada de forma sistemática en tres frentes: dieta, ejercicio y tratamiento cosmético. En primer lugar, si no se equilibra la ingesta calórica con el gasto energético los adipocitos seguirán incorporando reservas grasas, puesto que están programados para almacenar los excedentes de lípidos del organismo. Nuestra dieta deberá ser equilibrada, con abundante fibra, proveniente de frutas y verduras, evitando la sal, los dulces, las grasas y las bebidas excitantes, y moderando el consumo de tabaco y alcohol. Para evitar el sobrepeso, es mejor acostumbrarse a no comer entre horas y a tomar cenas ligeras. Es conveniente beber mucha agua, porque ayudamos al organismo a eliminar toxinas. En cuanto al ejercicio, los deportes más recomendados son los de tipo aeróbico, como bicicleta, natación, gimnasia, caminar, bailar o patinar, al menos tres horas por semana.

Entre los tratamientos específicos destacamos las cremas anticelulíticas. Sin embargo, para que produzcan efecto deben utilizarse con regularidad, exfoliar la piel, aplicarlas dando un suave masaje a fin de activar la circulación y tener paciencia: los primeros resultados no aparecen antes de un mes.

Un buen anticelulítico debe estar formulado para atacar la celulitis de seis formas distintas: mediante una acción lipolítica, es decir, de degradación de las grasas ya acumuladas por los adipocitos; una acción antiinflamatoria; una mejora de la microcirculación; un efecto antiedematoso, que permita absorber líquidos; una eliminación de las toxinas, y una regeneración de la piel. Muchos de los principios activos, extraídos principalmente de plantas y algas marinas, llevan a cabo al mismo tiempo varias de estas acciones. Los más usados son la Centella asiática, que estimula la biosíntesis del tejido conjuntivo; la cafeína o extracto de Guaraná, que moviliza la grasa acumulada; el Fucus, un alga marina con propiedades antiinflamatorias; la hiedra, que favorece el drenaje linfático; el Ginkgo biloba, que favorece la circulación y la eliminación de toxinas; L-carnitina, con propiedades lipolíticas; o el Castaño de indias, antiedematoso.

Una recomendación: sé cauta en la utilización de productos por vía oral, puesto que los efectos a nivel local y sistémico de los extractos vegetales no son siempre los mismos, y la fitoterapia no está exenta de riesgos.

Por último, la celulitis es un proceso que se va asentando poco a poco y su atenuación por lo tanto también nos llevará un tiempo. Eliminarla dependerá fundamentalmente de la fase en que se encuentre, de cambiar hábitos de vida y de tener una continuidad. Así que no comprometas tu vida con operaciones quirúrgicas por una cuestión de estética, ya que además el resultado conseguido será tan sólo una solución temporal. Por eso mismo, no merece la pena obsesionarse con este problema, sin que ello signifique que renunciemos a un sentido de la estética y del cuidado y salud corporal. Dediquémosle un tiempo a nuestra salud, pero sin centrar nuestras expectativas en la apariencia física.

 

 

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