Se llama meningitis a la inflamación de las meninges, que son las membranas de recubrimiento del cerebro y la médula espinal.

Causas

La meningitis no está causada por un único microorganismo, sino que puede ser debida a diversas bacterias, virus y hongos. La meningitis bacteriana es la más peligrosa, a menudo puede resultar fatal y requiere atención médica urgente. Se puede deber a una infección por:

-        Neisseria meningitidis, también llamado meningococo, es la más grave.

-        Haemophilus influenzae.

-        Streptococcus pneumoniae, también llamado pneumococo, se da en menor porcentaje.

-        La menigitis tuberculosa es otra forma de meningitis bacteriana muy poco precuente en los países desarrollados.

Además la meningitis puede estar provocada por virus, siendo entonces más benigna. Entre los virus causantes están el virus del herpes zoster, el de la poliomielitis y el de las paperas.

En pacientes inmunodeprimidos, la meningitis también puede estar causada por hongos.

Cuadro clínico

Entre los síntomas iniciales hay tres que hacen pensar en meningitis: dolor persistente e intenso en la cabeza, dolor en la columna vertebral desde la nuca irradiándose a toda la espalda y tendencia a evitar la luz intensa, porque les produce una molestia fuerte en los ojos (fotofobia). También aparece fiebre y vómitos. La meningitis meningocócica comienza con síntomas de gravedad: escalofríos intensos, fiebre de 40ºC o más, vómitos y a veces hemorragia nasal. Los síntomas más peligrosos son el aletargamiento y la postración, la presencia de manchas rojas en la piel, los dolores musculares y las convulsiones. Una vez desarrollada la enfermedad los síntomas son muy evidentes: dolor de cabeza continuo e intenso que arranca gritos al enfermo (grito meningítico). Este dolor se exagera por la luz, los ruidos y los movimientos. Todo ello explica por qué los pacientes se quedan inmóviles. Es característica la contracción de los músculos de la nuca y posteriormente de todo el cuerpo que hacen adquirir al enfermo posturas típicas: a veces con las rodillas dobladas sobre el vientre.

En la menigitis raramente faltan vómitos de tipo cerebral, es decir, fáciles, sin esfuerzo, en forma de chorro, sin náuseas.

Contagio

La transmisión se produce desde el enfermo por las secreciones nasales y las gotitas de saliva que se expulsan al toser o estornudar. Debe existir un contacto cercano para que se produzca el contagio. Los gérmenes penetran por las vías respiratorias, llegan por los vasos linfáticos o por la sangre hasta las meninges cerebrales, y es ahí donde se desarrollan. Se da preferentemente en niños y adolescentes. Afecta principalmente a los bebés entre 3 y 8 meses. Su incidencia puede llegar a ser de 1 por cada 100.000 habitantes, siendo más de la mitad de los afectados menores de 15 años.

La infección se desarrolla entre los 2 y 10 días del contacto con el enfermo, apareciendo los síntomas previamente indicados y debe tratarse antes de las 24-36 horas, de no ser así la enfermedad puede ser mortal.

La meningitis vírica se produce en epidemias invernales. Los síntomas de fuerte cefalea –que empeora al inclinarse hacia delante-, fiebre, naúsea, vómitos, fotofobia y cuello rígido son sólo leves y pueden parecerse a los de la gripe.

Tratamiento

Entre los factores preventivos más importantes están una buena higiene, la utilización de pañuelos de papel por parte del enfermo para cubrirse la boca al toser o estornudar, y fundamentalmente la vacunación.

Los cuidados generales incluyen el reposo en una habitación semioscura y silenciosa. Se puede colocar una bolsa de hielo en la cabeza para mitigar el dolor intenso y proporcionar al enfermo baños calientes contra la excitación nerviosa.

La menigitis vírica causada por el virus del herpes zoster se trata con acyclovir. Para las otras formas de meningitis vírica se deja que la enfermedad siga su curso, produciéndose la recuperación a las dos o tres semanas, sin que queden secuelas. La meningitis bacteriana es tratada con grandes dosis de antibióticos, preferentemente administrados por vía intravenosa, durante una o dos semanas. El tratamiento exacto dependerá de la bacteria causante. Pueden administrarse también antibióticos a las personas que hayan estado en contacto con pacientes afectados de meningitis bacteriana.

De todas formas, el paciente meningítico o sospechoso de ello, debe ser trasladado urgentemente al hospital.

 

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